La miel tiene altos niveles de monosacáridos, fructosa y glucosa, que contienen entre un 70 y un 80% de azúcar, lo que le da su sabor dulce. Minerales y agua conforman el resto de su composición.
Gracias a todos estos elementos, la ciencia moderna está descubriendo nuevos usos posibles de la miel en el tratamiento de diversas enfermedades como la dermatitis inducida por la radiación en pacientes con cáncer de mama.
Ocurre a menudo en las despensas de los hogares… el tarro que una vez contenía miel dorada y líquida ha cambiado de repente y se vuelve dura o semi-sólida.
Esta cristalización es normal, pero suele ser causa de disgusto, ya que el dueño de la miel siente que su tarro de deliciosa miel blanda se ha estropeado de repente.
Sin embargo, este proceso es natural, la verdadera miel cruda se cristaliza. De hecho, refleja que tu miel es natural y de buena calidad.
La miel varía su color, sabor, humedad, consistencia (líquida o cremosa), tiempo en cristalizarse, según su origen floral u otra fuente.
Influye también la variedad las enzimas propias de cada especie de abejas, así como la forma de almacenar de cada especie, celdas de pura cera como Apis mellifera o potes de cerumen (cera más resinas de plantas), como hacen las meliponinos o abejas sin aguijón.
Decir que un color es bueno o malo es un error, estamos acostumbrados a un color, pero esos colores constantes se logran mediante mezclas, por eso tenemos la idea de que la miel «debe ser» de cierto color o consistencia para considerarla de buena calidad o no adulterada.
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